Este año, en clase de filosofía hemos tenido la suerte de
poder ver el señor de las moscas. Una película que creo que a todos nos ha
gustado mucho, a pesar de que al principio no pintara bien.
La principal causa de que esta película nos haya gustado
tanto, es el argumento tan imprevisible y aventurero que tiene. La película
trata sobre un grupo de niños sufren un accidente aéreo y tienen que naufragar
en una isla, donde no hay nadie y ellos son los únicos supervivientes.
Los niños tienen que aprender a conseguir el alimento por
ellos mismos; o bien cazando, o recolectando frutas, como los plátanos, de los
distintos árboles frutales que en esa isla hay. También aprenden a hacer fuego
con la ayuda del cristal de las gafas del pequeño Peggy. Sin embargo, lo
que al principio parecía ser una democracia y buscar el bien común para
garantizar el bien del grupo, sufre un giro inesperado a causa de los numerosos
enfrentamientos, ya que un grupo de niños, que son los más civilizados, no ven
bien la manera en la que actúan los otros, y se separan de su grupo, formando
así otro grupo aparte.
Otro gran momento de
la película es el intento de matar al monstro, que supuestamente vive en una de
las cuevas de la isla. A pesar de que en la película pasaron momentos muy
duros, tanto para el espectador, como para los mismos protagonistas, con la
muerte de dos ejes fundamentales en la película: Peggy y Simón, al final, son
rescatados, y ahí concluye esta película.
La película, cuando se separan los niños en dos grupos, pasa
de una democracia (en la que no había un líder fijo, lo que fue el
desencadenante de la separación) a una dictadura. Jack es uno de los niños, el
cual es consciente del vacío poder, por eso se vuelve cada vez más agresivo e
intenta convencer a los demás de que Ralph es un mal líder. Una vez Jack sube
al poder, comienza a fortificar la zona en la que se asientan y a poner
vigilantes que custodien el perímetro sin dejar pasar a nadie que nos
pertenezca a su bando. El miedo que siente ante la posible pérdida del
poder que ha obtenido se transforma en violencia, lo que cuadra
perfectamente con la descripción que hace Hobbes de la búsqueda de poder. Jack
se aprovecha del miedo que tienen los demás individuos para mandar sobre ellos.
Ralph es Locke, y este, sin embargo, representa al sentido
común y a la democracia. Confía en la elaboración de normas respetables que
ayuden a la convivencia pacífica de los niños en una isla desierta y sin la
presencia de los adultos. Como decía Rousseau, y que repite el pequeño Peggy en
una escena de la película: “El hombre es bueno por naturaleza, es la sociedad
la que lo vuelve malo”.
En la película aparecen diversos símbolos. Uno de los más
representativos es la cabeza del cerdo, esta viene a representar el tótem,
aquello que les protege de todo mal, y aunque presente un estado putrefacto,
ahí está. Otro símbolo muy llamativo, es la concha. Esta gran concha representa
el único orden real que los muchachos tienen en sus campamentos. Cuando Piggy y
Ralph primero encuentran la concha, se usa para llamar a los otros chicos y
establecer reglas para el gobierno. A medida que avanza, la concha pierde poder
a medida que el caos y la inestabilidad asumen el control. Cuando la roca se
lanza sobre Piggy (matarlo), también se destruye la concha.
También aparece el monstruo. El monstruo de la isla fue
imaginado por los jóvenes. Es su creencia en la idea que le da poder y lo
convierte en una realidad. Aunque no hay monstruo, se hace evidente que deben
preocuparse por los monstruos dentro de cada uno de ellos. Las gafas son otro
de los símbolos de esta película. Las gafas son su salvación, ya que con ellas
podía encender el fuego, gracias al reflejo que ejercía el sol sobre los
cristales. Sin ellas están de lado del mundo salvaje, lo que los aleja más de
la vida que venían teniendo, adentrándolos como ya he dicho, en el mundo
salvaje.
Personalmente, es una película que a mí me ha gustado
bastante. Al principio creía que iba ser muy aburrida, pero con el trascurso de
esta, vi que no. La volvería ver, eso está claro.